Teg…o no Teg ¿esa es la cuestión?

Durante el ciclo que va desde 2003 hasta 2015, Argentina sacó de la pobreza a millones de sus habitantes. ¿Cómo? Con crecimiento económico por un tipo de cambio competitivo y buenos precios de sus exportaciones. Gracias un estado interventor que con subsidios a la energía y el transporte reactivó la industria, generando millones de puestos de trabajo, aumentando el consumo y el mercado interno.
Con el tiempo, el superávit comercial desapareció -la quiebra de Repsol inició el déficit energético- y se llevó puesto al superávti fiscal. El estado empezó a gastar más de lo que recaudaba, la creación de empleo privado se detuvo y el crecimiento se daba solo mediante el consumo interno y su inflación.
En ese contexto se intentaron disminuir los subsidios, primero con la renuncia voluntaria de los ricos y famosos que no lo necesitaban -todos recordamos a Victor Hugo dando el ejemplo- y luego mediante una “sintonía fina” que la tragedia de once congeló antes de empezar.
¿Qué sucedió entonces? Sucedió que se rigidizó una política, una herramienta para un momento dado en un contexto dado. Cristina guardó el bisturí en la cartera, confiando en ponerlo en la billetera de un Scioli presidente. Pero Scioli perdió, Macri ganó y desempolvó del galpón la motosierra eléctrica.

Chubut in

Si las políticas deben adaptarse a los tiempos, es útil pensar una figura como la de las retenciones móviles: a mayor precio, mayor tributación y viceversa. Ver los presupuestos públicos de esa forma es un desafío interesante. A mayor expansión económica, mayor universalización de prestaciones sociales, a mayor contracción económica, mayor precisión en la asignación de tales prestaciones para garantizar su llegada a los ciudadanos por debajo de la línea de pobreza.

Por ejemplo, la Asignación Universal, estrictamente, no es universal. Aquellos niños que poseen padres con sueldos en blanco, perciben Asignaciones Familiares. ¿Se imaginan a un enfermero preguntándose por qué es menos importante que él llegue a bajo costo a su trabajo frente a un docente?

¿Cómo contraer el gasto con “sintonía fina” logrando que el gasto/inversión pública sea eficaz y eficiente? O justo, en términos políticos.
Un buen criterio sería cruzar datos con la tarifa social de las cooperativas. ¿O preferimos subsidiar empresas en lugar de individuos y hogares?
Poner un techo de $28.500 para alumnos y 19.000 para docentes y auxiliares no parece exclusivo, para un estado al que le cuesta 20 millones de pesos por mes y 180 millones al año.

Es insólito que en la ley que creó el TEG no se especifique de dónde, de qué partida concreta se genera el dinero para afrontar el servicio. También dudoso es el aporte fifty-fifty con los municipios, que “adhieren” voluntariamente.

Mario Das Neves sostuvo en su momento que el TEG “es una vergüenza como se aplicó, gratis para todos. Estamos tratando de optimizar recursos de todos aquellos lugares donde la plata se va sin sentido efectivo. Nunca hablamos de eliminar, sí de ordenar, de que llegue a los que lo necesitan”.

Sin embargo una jueza de Puerto Madryn falló en contra del decreto del estado chubutense que modificaba los requisitos para acceder al TEG, luego de una semana de intensas  movilizaciones, con epicentro en Comodoro. Ese fallo podrá decir que un gobierno no puede modificar por decreto lo que el estado sancionó por ley, y tendría razón. El camino de la reforma será sancionado una ley que modifique la anterior. Pero de ninguna manera el poder judicial puede indicarle al ejecutivo que subsidios mantener y cuales no.

Hoy la provincia de Chubut está envuelta en una crisis económica y financiera y gasta más de lo que recauda. ¿Cómo llegó a esto? Producto de varios años de caída de sus regalías petroleras, un fuerte endeudamiento para sobrellevarlo y una baja recaudación por la caída del mercado interno nacional. Hoy tiene un déficit operativo de más de 700 millones mensuales.

Es perentorio lograr discernir a quienes no puede dejar de asistir el estado de quienes no les vendría mal que lo haga, pero que podrían sobrevivir sin él.